Luciano Cracogna, conocido como Guardiotáctica en la red social de Twitter, analiza para mi página web la actualidad futbolística de Boca y las responsabilidad del plantel y del entrenador.

Especial para vicentemuglia.com.ar:

¿De quién es el fútbol? ¿Quién es el responsable del juego en Boca?

Algunos dirán que el fútbol es de los entrenadores, otros que es de los jugadores. Quizás los dos tengan razón. De lo que estamos seguros es que no siempre van en sintonía, más en un fútbol donde los técnicos heredan planteles o se los dejan a otro.

Russo heredó el “ Boca de los delanteros”. Apostó a un juego ordenado, pases sin riesgo, equipo siempre bien parado, el espacio se debía atacar, no crear, con Villa, Salvio y Tevez. Pol Fernández era la figura silenciosa, el jugador “orden”, el que le daba sentido al juego sin hacer mucho. Le sobraba con jugar con criterio y  a una altura distinta que Campuzano.

Pero Pol se fue y empezaron los problemas. Desapareció del equipo el único jugador capaz de juntar pases o de seguir una jugada.

¿Cómo puede influir Russo en darle juego a un equipo finalizador o individualista? ¿Cómo pedirle a Villa pausa para que lleguen los compañeros? ¿Cómo pedirle a Salvio que invente un pase filtrado si el pase en su cabeza es la última opción? ¿Cómo decirle a este Tevez que tiene que ser el Tevez europeo de siempre?

Alguien gritará “el fútbol es de los jugadores”. Quizá sea cierto. Un sabio me dijo: “el fútbol es roles, altura, libertad y asociación”.

Boca juega sin altura (jugadores que se ubican en la misma línea) y con futbolistas con roles para finalizar o desequilibrar, donde no son capaces de juntarse para asociarse.

Pero otros gritarán “el fútbol es de los técnicos”. El equipo lo arma Russo. El sí puede influir en tratar de dar soluciones, trabajando conceptos, quitando el doble 5, que los defensores influyan en el juego, que los laterales no estén a la misma altura que los centrales, que no se tapen líneas de pases, que no reciban de espalda, que tiren diagonales o realicen apoyos, que se acerquen a tocar o tirar una pared, no para sacarle la pelota al jugador del pie y que éste no participe más.

Tal vez los dos argumentos tengan razón. Russo no tiene jugadores y los jugadores no tienen a Russo.